Alguno pensará que no hay hormigas en un Zoo pero sí, yo una vez me acuerdo que pisé a varias en el de Barcelona aunque fue sin querer, ni siquiera me multaron o echaron, lo entendieron.
La hormiga –Formicidae de nombre técnico- es un bicho que evolucionó a mediados del Cretáceo –¡es la pera Wikipedia!- épocas esas donde también había mucha movida con el cambio climático y… bueno, y ya vale de este rollo, que para eso no estamos. Al lío.
Hoy voy a contaros la pequeña historia de mi amigo y vecino Josetxo que, vaya por delante, no es vendedor, aunque un día tuvo la necesidad de serlo por la sencilla razón de que no le quedó más remedio que vender un producto muy especial: a sí mismo. Toda la vida –por el Cretáceo también empezó éste- currando como operario en una empresa especializada en parquets y de repente cierra la empresa y se queda en el paro, así sin anestesia.
Se me plantó en mi casa para “a ver si me ayudas a preparar un currículum de esos”. Y yo le dije que lo redactara él y que luego yo se lo corregía encantado. A los quince minutos tocó el timbre de mi hogar y en una hoja manuscrita, tras sus datos personales decía -no exactamente esto por supuesto pero parecido- : “operario en el sector de la madera, trabajando como una hormiguita toda mi puta vida”. Tenía 52 años, llevaba trabajando allí desde los 15 y estábamos en el año 2012, en plena crisis global y en el caso de Josetxo hasta existencial.
Me puse manos a la obra y edulcoramos -eso sí sin mentir- su currículum. Pasó un par de años él sólo en el almacén ordenando cosas y vigilando que el único camión de la empresa se moviera en la dirección correcta, luego “jefe de almacén y responsable logístico”. También año y medio estuvo de encargado pero… “yo no sirvo para mandar”, luego “jefe de turno” y así todo. Le añadimos un buen diseño y una foto atrayente y quedó una Hoja de vida (como la llaman en América Latina, que queda por cierto mucho más bonito que currículum ¡por Dios!) de lo más chic.
La cosa, tras varios envíos a empresas no funcionó, y eso que se puso en modo hormiga y se lo curró porque Josetxo es un tipo humilde de los de decirle que haga algo y el tipo obedece, se deja guiar.
Un par de semanas más tarde, un domingo después de comer y ante una buena copa de whisky escocés, me encontraba leyendo distraído la revista esa que dan con el periódico cuando de repente reparo en un artículo de Carmen Posadas, muy pija ella sí, pero muy buena escritora también. Se titulaba “Edad y vida laboral” y era un alegato en favor de las personas mayores de 50 años y lo que éstas pueden aportar a las empresas.
Cogí a Josetxo por banda y elegimos diez empresas -“al azahar” que diría el de Martes y Trece- y junto a su algo exagerada Hoja de Vida incluimos una impresión del artículo de la Posadas. Josetxo -obediente él una vez más aunque a punto de mandarme al carajo por mi osadía-, mandó las misivas.
Ocurrió que le llamaron de tres empresas, dos para decirle que no tenían hueco pero que les había molado mucho su puesta en escena, y en la tercera, una de automoción, le cogieron y disfrutaron de él; porque si en algo son buenas las hormigas es cuando se ponen a currar y en eso mi amigo es inaccesible al desaliento.
La cosa no tuvo un happy end porque al medio año lo echaron, lo de los ERE y esas cosas de las crisis; pero gracias a su buen hacer pronto consiguió otro currillo en el mismo sector y a partir de ahí ha ido encadenando trabajillos sin parar.
Pasó Josetxo de ser una hormiga del montón a ser el intrépido Flik de la fantástica peli “Bichos” de Disney-Pixar.
Hasta mi próxima jaula.
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